
Conocí a Stina en París, en el año 1992, ese año de
Desde que llegué esa mañana a la ciudad aún no me había topado con ningún camarero gilipollas y engreído, lo que en París ya era todo un éxito; pero fue pedir un JB, calado hasta los huesos, y el camarero empezó a gesticular de un modo grotesco que no entendía nada y yo a decirle que WHIS-KY, que un J-B y él dale con lo de que no entendía. JB. No entiendo. JB. No entiendo. Me disponía a saltar la barra para dar al garçon un curso rápido de español, cuando a mi lado salió una voz que le susurró al camarero un mágico yi-bi.
-¡Ah! Oui, Un yibi. – Respondió el camarero, mirándome con una especie de sorna que no me gustó nada. Puso un vaso con hielo frente a mí, vertiendo sobre él una mínima cantidad del aquel preciado líquido, que tanto trabajo me había costado conseguir. Me le quedé mirando fijamente para ver si se estiraba un poco más con la cantidad, pero nada, me había cogido manía.
-Si quieres más, tienes que pedir uno doble. – Me aclaró mi vecino de barra, el mismo que intervino en la disputa anterior con el camarero. –Todas las botellas llevan dosificador. Estamos en París.
-Double, s’il vous plaît.
Pegué un largo trago que casi acaba con el contenido del vaso. Miré a mi vecino y le di las gracias por su intervención tan oportuna.
-Estos franceses son así, aunque te entiendan les gusta ponértelo difícil.
-¿Eres de aquí?- Le pregunté mientras me terminaba lo que quedaba de mi JB- ¿Quieres una cerveza?
-Está bien, beberé una más a tu salud. Sí, nací y me crié en París, pero mis padres son de Argelia.
-¿Cómo es que hablas tan bien el español?
-Estudié medicina en Granada. Siempre me ha gustado mucho más España, su gente y su clima. Siempre que puedo vuelvo a Granada.
- Así que eres médico.
- Realmente soy psiquiatra.- Me interrumpió.
-Justo lo que yo necesito, un psiquiatra y otro JB o yibi o cómo lo quieran llamar por aquí. Bueno, mi nombre es Javier, encantado de conocerte. – Estuve a punto de presentarme como Capitán Pescanova, pero dudé que lo entendiera.
- Lo mismo digo, me llamo Ouassini.- Chocamos los vasos, brindando por nosotros.