27 febrero 2007

Olvídame

Hans Bellmer

Aquella tarde, cuando se sentó ante el ordenador, sabía que ya nada tenía sentido, que la última de sus esperanzas se había esfumado por el sumidero de las posibilidades. Encendió un cigarrillo, aspiró el humo con fuerza pensando que necesitaba aturdirse, dejar de pensar de un modo racional. En el fondo le daba miedo ir hasta su correo electrónico y volver a abrir ese mensaje de Sonja, donde simplemente se podía leer: OLVÍDAME, NO ESCRIBAS MÁS SOBRE MÍ. SOY FELIZ LEJOS DE TI.

Al abrir Gmail, buscó en los mensajes recibidos. No estaba. Miró en la papelera. Tampoco estaba allí. Comprendió, de repente, que todo había sido un sueño, una pesadilla. El absurdo podía continuar durante algún tiempo más. Él seguía siendo el que decidía cuándo terminar aquella historia que ya duraba demasiado.

Abrió la ventana y ante él se extendían cercanas colinas llenas de abetos cubiertos de una blanca capa de nieve. Unos perros ladraban debajo de la ventana, miró hacia abajo y vio salir a Sonja, con cara sonriente, al pequeño jardín. Ella miró hacia arriba, hacia la ventana desde la que Javier la observaba. Le mandó un beso con la mano y con esa misma sonrisa que él siempre recordó en ella. Respiró unos segundos profundamente y una mosca se posó, mansamente, en la punta de su nariz. Ya no sabía lo que era realidad o ficción. Los dípteros producían en él esa extraña facultad de volverlo todo irreal.

23 febrero 2007

Extractos

Francesco Clemente

El número de rollos de papel higiénico gastados como medida del paso del tiempo. Similitud de éste y las heces. El tiempo como pura mierda, siempre predispuesto a manchar el pasado, presente y futuro con su huella sucia y pestilente.

Un día más en blanco, como si esperase algo distinto. Ha llegado la hora de apagar la luz, de contemplar la oscuridad con la seguridad de no esperar nada, ni siquiera la misma oscuridad.

Días negros, escuchando la música de la película “El cielo protector”, de Ryuchi Sakamoto, dejándome llevar por la melancolía encerrada entre sus notas, por su atmósfera de tristeza. Hay una parte que me envuelve totalmente, y es en ella cuando la tristeza me inunda, haciéndome, a su vez, desear más de ella, más dolor quemándome por dentro. Llega un momento en la vida en el cual la única salida es desear más dolor. Sigo sin comprender nada, sin encontrar una razón a este cúmulo de contradicciones en que parece basarse la vida y, en cambio, otras veces me siento como un arquitecto de mis pensamientos, los voy colocando en su sitio, antes de que estallen las ideas. Pero ya sabemos lo que es la idea para Cioran, un biombo que no esconde nada.

“No he conocido una sola persona perturbada a la que no le interesara Dios. ¿Debe por ello concluirse que existe un vínculo entre la búsqueda de lo absoluto y la desintegración del cerebro?”. Cioran.

Hans Bellmer, escultor de muñecas.

Pessoa se sigue sintiendo desgarrado entre el sentimiento exultante de una sobreabundancia de ser y la angustia de un gran vacío existencial. Su desasosiego, cuyos síntomas anota a diario en el libro homónimo, lo arrastra como una brizna de paja de un planteamiento consciente a otro, de una incertidumbre a una pregunta, de una hipótesis a la firmeza de una creencia. Sigue siendo un “alma errante”, un espíritu nómada, extranjero en la tierra, sin hogar ni lugar, sin la compañía de una presencia amante a su lado. Robert Bréchon, Extraño extranjero. Una biografía de Fernando Pessoa.

“Nadie se mata por el amor de una mujer. Uno se mata porque un amor, cualquier amor, nos revela nuestra desnudez, miseria, enfermedad, nada”. Cesare Pavese, El oficio de vivir.

Que pasen un buen fin de semana, yo me voy a los carnavales. En San José son este fin de semana, por lo cual creo que me encontraré en un satisfactorio grado de embriaguez estos días. Salud.

22 febrero 2007

08:00 AM

Pierre Soulages

Jueves, 22/02/2007 08:00 AM

Suena el despertador. Abro los ojos y con el primer cigarrillo pienso: Hoy todo lo que hagas tiene que estar marcado por la pasión y el entusiasmo. Esta es tu consigna para el día.

Apago el cigarrillo en el cenicero y miro la hora, 08:12 AM. Vuelvo a la cama, hasta mañana.

“A menudo resulta trágico ver cuan escandalosamente un hombre estropea su propia vida y la vida de los demás y sin embargo es incapaz de ver hasta que punto toda la tragedia se origina en él y como continuamente la alimenta y la hace existir. No conscientemente, es obvio, pues conscientemente se encuentra enfrascado en la lamentación por un mundo sin fe que cada vez se le escapa más y más. Se trata más bien de un factor insconciente que hace andar las ilusiones que enmascaran este mundo”. Jung.

20 febrero 2007

Y con esta lluvia, Sonja, me despido de ti

Llovía en París como llovía en Lisboa o como llovía en Trier. Llovía en mi corazón, en una eterna cadencia que hacia inamovible el paso de las horas y de los días, de los recuerdos estancados entre lágrimas internas que fluían bajo el ritmo de la lluvia exterior, de la lluvia que acompañaba a tantas horas de insomnio y desasosiego.

Despierto pensaba que hacia más de doce meses que no te veía ni te oía y que no paraba de buscarte en ésas ciudades de nuestro pasado, lugares en los que sabía con certeza que no iba a hallarte, entre páginas de libros equivocados y fotografías que nacían muertas y sin ánimo de revivir. Únicamente te hallaba en los recuerdos, en ensoñaciones que siempre acababan entre tus brazos, respirando el olor de tu piel, sintiendo en mi oído el latido de tu corazón.

Soñarte era rescatarte de la nada, hacerte presente en una habitación de hotel, en una cama sin deshacer, en la que nunca estuviste. Soñarte era encontrar mi elixir de la vida; sediento de toda tú, de cada gota de tu cuerpo y de tu alma. Sediento de ese amor que no supe retener. Soñarte era escribir, entre tus piernas, con mi lengua, la palabra amor, una y otra vez, tratando de resucitar algo que ya había muerto en tu interior.

Hoy, con esta lluvia, quiero que sepas que nunca más voy a soñarte.

18 febrero 2007

Paseo por la playa

El mar está tranquilo, con una extraña quietud que refleja la luminosa liviandad de este sol de febrero. Camino al azar, sin importarme donde acabaré. Es una sensación extraña andar con unas gruesas botas sobre la arena, hundiéndome en ella, profundamente, como me gustaría sumirme en ti. Continúo caminando hacia levante, buscando recibir el sol de frente, mezclado con la fresca brisa de esta mañana de domingo. Todo está desierto. No hay nadie más sobre la playa. Únicamente un perro que juguetea a lo lejos, al borde del agua. Él no necesita a nadie para sentirse feliz. Le envidio.

13:30h. El sol choca contra el muro de la casa, inundando de calor el porche donde estoy sentado. Me alegro que hoy sea un día lleno de luz. La tristeza podría llegar fácilmente. Esa tristeza llena de recuerdos, de opresora angustia.

Tampoco estoy alegre. Es una especie de indiferencia bastante grata, apetecible. Seguramente acabaré borracho con este vino barato. Me da igual.

He empezado a escribir una historia que nunca debió de nacer, ni sobre el papel ni en la vida. Me he propuesto ser totalmente sincero con mi pasado y con mi presente. Me asusta la idea, es como si existiera una especie de niebla en mi mente, rodeándola, impidiéndome atrapar el ritmo de las frases. Tal vez deseen escapar, no hurgar más en los recuerdos.

15:25h. Una vez soñé que quería ser alguien, desperté al poco rato con un sudor frío y una fuerte palpitación en el corazón. Ser alguien era mucho peor que no ser nadie. Es tan desagradable tener que justificar los actos, los propios pensamientos, responder ante unas espectativas ajenas a uno mismo. Y hay que amar y decir que se ama, con una sonrisa dibujada en los labios. El secreto está en no ser nadie, en no querer ser nadie.

16:38h. El 99% de los antiguos bebedores que no han probado una sola gota de alcohol en cinco años dejan de beber definitivamente, el uno por ciento restante se toman unas copas para celebrar tanto esfuerzo inútil. En el fondo, la vida sigue siendo igual de absurda con alcohol o sin él.

¿Quiero encontrarme a través de estas páginas? ¿Si ya no creo en nada, o en casi nada, por qué voy a creer en estos escritos, en un posible significado de lo que en ellos voy reflejando? Escepticismo total y global, siempre seré un extraño a mí mismo al no encontrar ese vínculo con la vida, con las ilusiones, ese oasis en la nada. Como dijo Oscar Wilde: Todos matamos a lo que más queremos. Unos con cruel mirada, otros con palabras cariciosas, los cobardes con el beso de Judas y los valientes con la espada.

Aún me quedan unos minutos más para seguir escribiendo, justo hasta las cinco de la tarde, hora en la que cerraré este cuaderno sin saber a qué me dedicaré después. Seguramente a buscar compañía. Necesito acariciar a alguien, acariciarme a mí mismo a través de otro cuerpo.

15 febrero 2007

Portugal y los fados

Que suerte tenemos de tener un país tan mágico, justo aquí al lado, Portugal. Y lo digo con deleite, Por-tu-gal, arrastrando la sílabas, como en un fado que muere al amanecer de un nuevo día, que despierta cargado con todos los ayeres y con la tristeza de unos corazones que se recogen entre el revoltijos de unas sábanas solitarias, manchadas por la esencia de sus nostalgias, de sus saudades ocultas.

Y en esta hora, Glôria resurge de una canción de Pedro Abrunhosa, entre violines quebrados por una voz desgarrada y el tempo de un guitarra que oscila entre la presencia y la ausencia. Sí, Glôria tiene una voz ronca, profunda, que nace de su propia esencia, de sus propios pensamientos que la mantienen alejada de este canto a la nada. A Glôria, a parte de la poesía le gusta la pintura. Como para no enamorarse de ella. Y yo fui ese estúpido que no se enamoró de ella. Y lo digo con todo el pesar de mi corazón y con toda la certidumbre de quien experimentó, en su persona, esa excepción que confirma la regla; pero soy consciente que en ella vi, por primera vez, la posibilidad de otros brazos que no fueran los de Sonja.

Abramos una vez más nuestros brazos a ese desconocido que nos asalta en nuestra intimidad, tan lejos de las máscaras con que defendemos una identidad cualquiera, diversa. Por qué cada noche, tu y yo, eramos distintos y desconocidos, presentimientos de lo que una vez fuimos. Cada noche era un nuevo descubrirnos, tan próximos y tan lejanos, tan enamorados de otros y tan protegidos de nosotros mismos, que nos sentíamos a salvo de la vida. Tal vez por eso olvidamos el placer, lo apartamos a un lado de la cama. ¿Acaso éramos capaces de soportar un conflicto interno más?

No volveré a rechazar otros brazos que se abran a mí, ni otras piernas que me quieran cobijar en el centro de su ser, porque todo lo demás no son más que palabras que no significan nada, palabras disecadas por la aridez del corazón.

14 febrero 2007

Día de San Valentín

San Valentín, día de los enamorados. Una grieta recorre parte del techo y de una pared de la vieja habitación. High Speed Dubbing > Tape B. San Valentín y el cielo está cubierto de nubes. La radio no deja de pregonar, como si tuviera sentido para mí, que hoy es el día de los enamorados. Maldita felicidad. Lo único que siento como verdadero esta noche, es que ha llegado el momento de largarme de aquí. Level Meter. Escribir para no olvidar. Beber para no olvidar, como dice Manolo Tena en una canción. ¿Hay recuerdos que deban olvidarse? ¿Se olvida, en el fondo, algo que nos afectó convulsivamente? El alma esta llena de fantasmas que nunca nos abandonan. Super Bass System. Escribir y escribir sin que importe el significado de las palabras, llenando todo ese vacío que noto dentro de mi ser. Surround Sound. Escribir como si me encontrara en un sueño carente de sentido, atacado por esa locura que me hace morder la almohada y crispar mis puños en la oscuridad y tener visiones de una vida sin ideales hiperbass. Una limpieza a fondo de todo lo que estorba, de esos sentimientos inútiles que alberga mi cuerpo como parásitos transmisores de dolor y de sufrimiento. Vivir es no haber muerto, aunque a veces nos parezca mentira, aunque se olvide con bastante frecuencia. El descanso es sinónimo de muerte y yo no quiero parar; cuando dejo de pensar todo es silencio, los oídos me pitan de no escuchar mis propios pensamientos y, entre medias, a ráfagas, el sonido del viento, meciendo las hojas de las palmeras y algún que otro golpe de mar, amortiguado por la distancia relativa.

Escribir, escribir para que tu recuerdo no termine diluyéndose en el olvido de la muerte, único olvido posible de toda sensación verdadera. Escribir sentado frente a la mesa y tenerte nuevamente ante mí, revivir cada momento pasado junto a ti, volverte a vivir, volverte a poseer, eternamente, entre juegos de palabras, en el silencio de la habitación.

Feliz día de San Valentín, Sonja, donde coños quiera que estés...

13 febrero 2007

Unas flores para ti

Paul Klee

Una extensión más a Glôria. Ese impulso de ir a comprar rosas rojas, como una reminiscencia de Sonja, no fue un gesto afortunado. Debí elegir una flor más apropiada para ella y llegar definitivamente a su corazón, si es que acaso quería llegar realmente a él.

¿Por qué trato ahora de explicarme esos momentos íntimos en que nuestros cuerpos se acercaban a ese negro túnel del deseo desde un lado distinto de la cama? Esperábamos el momento de fingirnos dormidos para consumar, definitivamente, el acoplamiento de esos dos espacios adyacentes. Nuestras cópulas no dejaban de ser mundos paralelos, elipses en la nada. Y por eso, desde la distancia del tiempo, hoy te añoro colgado del semicírculo del recuerdo, entre hipotenusas de sábanas ásperas y triángulos de negro pubis. A veces te continuo soñando como círculo de mis soledades, como candado que cierra este cúmulo de posibilidades. Los encuentros no duran para siempre, aunque siempre permanece algo de aquello que estuvo.

12 febrero 2007

Un día Tom Waits

Pierre Soulages

Hoy en lugar de un día Chet Baker tengo un día Tom Waits. Estoy triste, con el sabor del bourbon aún adosado en mi pegajosa boca de resaca e insatisfacción. Hoy sólo escucharé canciones tristes, canciones que me recuerden lo que no ha sucedido y tal vez nunca suceda. Me siento como una obra de Pierre soulages, el pintor del negro. Y a mi lado continúa Cioran, que me recuerda: “Existe, es evidente, una melancolía sobre la que a veces actúan los fármacos; existe otra, subyacente a nuestras explosiones de alegría, que nos acompaña constantemente, sin dejarnos solos ni un instante. De esta maléfica presencia nada nospermite librarnos: ella es nuestro yo frente a sí mismo para siempre”.

07 febrero 2007

¿Existe la culpa?

Es como si tuviera el sonido de un clavicordio dentro de la cabeza, un canon organizando mi pensamiento. Unos instantes arriba, otros abajo, una especie de montaña rusa musical bordeando mi propio caos interior. ¿Era la mirada de Balthus inocente? ¿Quería relegar en nosotros la culpa? ¿Existe la culpa?

Balthus y Miller consideraron el erotismo como el grado supremo de la espiritualidad. ¿Quisieron encontrar en él las respuestas que la religión no les daba? ¿En todo caso, qué es lo que nos arroja al interior de otra persona? ¿Qué es lo que hace mantenerme alerta ante esa entrañable abertura que me comunica con mi no existencia? ¿Es, acaso, la sensación de no saber a dónde vamos?

Y como el que no quiere la cosa Serge Gainsbourg y Jane Birkin hacen acto de presencia con J'ai T'aime... Moi Non Plus. Digno final a unas reflexiones que se basan en desconocer lo esencial.

LA VISTA, EL TACTO

A Balthus

la luz abre los pliegues de la sábana

y los repliegues de la pubescencia,

arde en la chimenea, sus llamas vueltas sombras

trepan los muros, yedra deseosa;

la luz no absuelve ni condena,

no es justa ni es injusta,

la luz con manos invisibles alza

los edificios de la simetría;

la luz se va por un pasaje da reflejos

y regresa a sí misma:

es una mano que se inventa,

un ojo que se mira en sus inventos.

La luz es tiempo que se piensa.

Octavio Paz, El fuego de cada día.

06 febrero 2007

5 secretos. Meme.

Hace unos días eilen me mandó este meme. Ahora lo contesto: 1) Lo que más unido me mantiene a la realidad es la música, aunque ésta no está muy presente en mis reflexiones cotidianas. 2) Al contrario que el personaje de "El pintor de batallas", de Arturo Pérez Reverte, he sido fotógrafo antes que pintor. 3) Algunas veces me siento arquitecto de mis ideas. 4) En muchas ocaciones, tal vez demasiadas, no creo lo que me digo; pero me quiero de una manera fraternal. y 5) Como no me gusta ser arbrito del destino, me abtengo de pasar este meme, sin dejar ello de significar mi ganas de hacerlo.

05 febrero 2007

Ese lugar especial

Regresar a ese lugar especial y contemplar todo aquello ya casi olvidado, sentir que el tiempo huye del presente para transformarse en nostálgico pasado. Te preguntas, entonces, si el camino recorrido ha merecido la pena, si eres digno de volver a pisar el mismo territorio donde nacieron todas esas ilusiones, tal vez, ahora, traicionadas o perdidas para siempre.

Vermer ha sabido pintar la tierra natal. No su tierra natal simplemente, sino la emoción de la tierra natal en sí misma, la suya, la mía, la de todos. El escenario de la infancia, el rincón insustituible en que se nos manifestó la vida. Algo sencillo, terrible como la fatalidad, hecho de gozo, rutina y lágrimas. Lo que el tiempo borrará sin misericordia, como a nosotros, pero lo que en nuestra memoria el tiempo despiadado nunca podrá del todo borrar.”

Fernando Savater, Despierta y lee.

03 febrero 2007

Balthus. 1933.

Balthus
En una sórdida habitación del centro de Berlín Balthus observa como Alice peina sus cabellos antes de marcharse de allí para siempre. Aunque Alice es demasiado consciente que siempre es una palabra difícil de mantener. Balthus tiene las dos manos metidas en los bolsillos del pantalón, que se acaba de poner tras levantarse, definitivamente, de la cama ahora vacía. De su boca sobresale un cigarrillo a medio consumir. Delante de él está la cubitera de hielo con la botella de champagne, enfriándosé dentro de ella. Alarga sus manos hacia la botella. Gira la muñeca y el tapón estalla en un seco sonido. La espuma corre por el cuello de la botella. Llena las dos copas que están al otro lado de la mesa. Después se acerca con una de ellas hasta Alice, diciéndola. -Ten, Alice, bebamos al menos una última copa juntos.

02 febrero 2007

Sentirlo todo de todas las maneras

Alberto Giacometti "Sentirlo todo de todas las maneras, vivirlo todo por todos los lados, ser una misma cosa de todos los modos posibles y al tiempo, realizar en mí toda la humanidad en todos los momentos en un solo momento difuso, profuso, completo y lejano. Sentirlo todo de todas las maneras, tener todas las opiniones, ser sincero contradiciéndose a cada minuto..."
Con estos versos de "Paso de las horas", de Alvaro de Campos -heterónimo de Fernando Pessoa-, os deseo un buen fin de semana.