21 diciembre 2006

La noche que conocí a Stina (II)

II.

Cuando dejó de diluviar decidimos salir de aquel café para tomar unas copas juntos. Fue entonces cuando vi a Stina, sentada en una mesa apartada. Estaba con otra chica. Ambas eran rubias y con aspecto de sirenas nórdicas. Miré a Ouassini. Sobraron las palabras. Él se acercó hasta la mesa y entabló conversación con ellas. Al poco estábamos sentados compartiendo conversación y mesa.

Afortunadamente Stina y Katherina hablaban un español bastante aceptable. Eran suecas, de Estocolmo. Trabajaban en TV5 como enfermeras de la cadena de televisión francesa. La reunión estaba tomando un cariz bastante sanitario. Un médico, psiquiatra, y dos lindas enfermeras. Decidí que sin duda era un buen momento para ponerme enfermo. Pedimos una consumición y una vez terminada decidimos irnos los cuatro a recorrer la noche parisina.

Las luces de la avenida se reflejaban sobre el mojado asfalto y sobre los charcos que se habían formado en él, dando a la imagen resultante un tono marcadamente expresionista, o eso me parecía a mí después de unas cuantas cervezas y unos cuantos yibis. Y también porque caminaba del brazo de Stina, sorteando entre risas todas esas luces que nacían a nuestros pies y que al pisarlas se diluían en cientos de ondas, que no cesaban de recordarme que París era una fiesta.

Un descomunal trueno retumbó sobre nuestras cabezas. Nuevamente empezó a llover a lo bestia. Detuvimos un taxi y los cuatro nos metimos en su interior. Fue Ouassini el que dio una dirección. Me daba lo mismo a donde demonios fuéramos, yo me encontraba, en el asiento de atrás, cómodamente instalado en medio de esas dos bellezas. Que razón tenía Hemingway. Desde dentro del taxi me reí de la cortina de agua que descargaba en el exterior y pensé que gracias a ella había conocido a Stina. En la radio del taxi sonaba una divertida canción de Les Rita Mitsouko, “Les histories d’amour finis mal en general”. Miré a uno y otro lado diciéndome que esta no había hecho nada más que empezar. Continúe escuchando la canción y mirando la ciudad; la letra me recordaba a mi relación con Fuencis, mi ex. Sí, las historias de amor finalizan mal, en general. No tuve más remedio que dar la razón a Rita. En ese momento sentí como la cabeza de Stina se apoyaba en mi hombro.

El taxi paró frente a la entrada de un local donde un enorme negro, con una gorra de plato, custodiaba su entrada. Ouassini sacó unos billetes de su cartera y pagó la carrera. Nos bajamos del auto e imitamos el saludo de Ouassini mientras el portero nos abría la puerta. Entramos en un estrecho pasillo que conducía hasta un guardarropa y lo que parecía ser la puerta de un ascensor. Y lo era, en efecto. Una puerta metálica se abrió delante de nosotros y nos colamos dentro de aquel habitáculo. Cuando se puso en marcha noté una extraña sensación en mi estómago, en lugar de subir, bajábamos. Un espejo reflejaba la figura de los cuatros y fijándose uno un poco más se podía ver a Ouassini que se había fundido en un apasionado beso con Katherina.

Nada más abrirse la puerta del ascensor pude contemplar un salón y justo enfrente, una cortina de terciopelo con una tarima, sobre la que descansaba un piano de cola.

29 noviembre 2006

La noche que conocí a Stina (I)

Conocí a Stina en París, en el año 1992, ese año de la Expo de Sevilla, del V Centenario y de las Olimpiadas de Barcelona. Demasiados acontecimientos juntos para alguien que siempre intenta huir de las multitudes. Unas fechas que lo único que provocaban en mi estado de ánimo era un continuo deseo de largarme de España, a la menor posibilidad. Ese año salí como unas 10 veces de este país. Precisamente, en ese marzo de 1992 estaba cruzando, una y otra vez, el Pont Neuf, cómo si no me decidiera en que orilla del Sena prefería quedarme, ya que ambas me atraían a su manera: una me sugería el Marais y la otra el Barrio Latino. Y justo cuando estaba en medio del puente de mis dudas, acodado sobre la barandilla viendo fluir las aguas del Sena, empezó a caer con toda intensidad la mayor cantidad de agua que había caído nunca del cielo sobre mí, así que sin pensarlo dos veces me lancé a la carrera hacía Saint-Michel, y en vista de lo que estaba cayendo decidí que el Barrio Latino era la orilla del Sena que más me gustaba y con diferencia. Vamos, que me gustaba una barbaridad y no cruzo más por qué me mojo. Entré chorreando en el Café Saint-Michel y con mucho cuidado de no acabar con mis huesos en el suelo a causa de lo resbaladizo que resultaba ese piso, que invitaba a que un pie fuera en dirección contraria al otro. Cuando alcancé la barra lo único que deseaba era un gran whisky sin hielo, que entonara todo mi ser.

Desde que llegué esa mañana a la ciudad aún no me había topado con ningún camarero gilipollas y engreído, lo que en París ya era todo un éxito; pero fue pedir un JB, calado hasta los huesos, y el camarero empezó a gesticular de un modo grotesco que no entendía nada y yo a decirle que WHIS-KY, que un J-B y él dale con lo de que no entendía. JB. No entiendo. JB. No entiendo. Me disponía a saltar la barra para dar al garçon un curso rápido de español, cuando a mi lado salió una voz que le susurró al camarero un mágico yi-bi.

-¡Ah! Oui, Un yibi. – Respondió el camarero, mirándome con una especie de sorna que no me gustó nada. Puso un vaso con hielo frente a mí, vertiendo sobre él una mínima cantidad del aquel preciado líquido, que tanto trabajo me había costado conseguir. Me le quedé mirando fijamente para ver si se estiraba un poco más con la cantidad, pero nada, me había cogido manía.

-Si quieres más, tienes que pedir uno doble. – Me aclaró mi vecino de barra, el mismo que intervino en la disputa anterior con el camarero. –Todas las botellas llevan dosificador. Estamos en París.

-Double, s’il vous plaît.

Pegué un largo trago que casi acaba con el contenido del vaso. Miré a mi vecino y le di las gracias por su intervención tan oportuna.

-Estos franceses son así, aunque te entiendan les gusta ponértelo difícil.

-¿Eres de aquí?- Le pregunté mientras me terminaba lo que quedaba de mi JB- ¿Quieres una cerveza?

-Está bien, beberé una más a tu salud. Sí, nací y me crié en París, pero mis padres son de Argelia.

-¿Cómo es que hablas tan bien el español?

-Estudié medicina en Granada. Siempre me ha gustado mucho más España, su gente y su clima. Siempre que puedo vuelvo a Granada.

- Así que eres médico.

- Realmente soy psiquiatra.- Me interrumpió.

-Justo lo que yo necesito, un psiquiatra y otro JB o yibi o cómo lo quieran llamar por aquí. Bueno, mi nombre es Javier, encantado de conocerte. – Estuve a punto de presentarme como Capitán Pescanova, pero dudé que lo entendiera.

- Lo mismo digo, me llamo Ouassini.- Chocamos los vasos, brindando por nosotros.

28 noviembre 2006

filosofika

He añadido a Me gusta leer... filosofika, un blog de Karla Villapudua, desde Tijuana, México. Espero que lo disfruteís.

27 noviembre 2006

Perdido

La vida es un laberinto, mágico y maldito, por donde vagamos tratando de descifrar el sentido de sensaciones e impresiones que van cimentándose en nuestro interior. Mágico por que nos abre un mundo de nuevas percepciones y maldito porque nos imposibilita nuestra unidad. Sueño y realidad terminan mezclándose en estrechos pasadizos, por donde ya no cabe la sensatez; encontrándonos así con dos vidas, la que mostramos al mundo exterior y la que resguardamos de la mirada ajena. ¿Buscamos realmente una salida a este laberinto?
Perdido en el laberinto de mí mismo, no sé cuál es el camino que me lleva de aquí a la realidad clara y humana, a la realidad plena de luz donde podría encontrar a mis hermanos... Fernando Pessoa

26 noviembre 2006

Marianus, ese gran amigo que todos deberíamos tener

Friedich
Recibo un email de Mariano, un amigo que conozco desde que íbamos juntos a parvulitos, con el que he compartido toda clases de momentos y del que he aprendido muchas, pero que muchas cosas: Gabriel Celaya en "A Miguel Labordeta"
Las últimas noticias son normales, muy tristes se casan con notarios nuestras adolescentes. A reflexionar.

25 noviembre 2006

Ayudando a la memoria

He recuperado, gracias al emule, un disco que compré en Zürich cuando tenía 18 años y me fui a trabajar allí, para comenzar a conocer mundo. Se trata de “A Farewell To Kings”, de Rush. Desde luego que ahora no me gusta mucho, mis gustos musicales han cambiado bastante desde esas lejanas fechas; pero lo que es cierto es que escuchándoles me transporto a mi estudio de Magnolienstrasse, junto al lago, a esa vida que empecé a vivir lejos de mi casa rodeado de libros y cuadernos, donde iba contando lo que mis ojos veían en un país tan distinto a España, y más por esos años. Desgraciadamente no conservo nada de lo que escribí entonces, todo desapareció en una de las innumerables mudanzas que he sufrido a lo largo de mi vida. Pero gracias a Rush, puedo ir reconstruyendo gran parte de lo que sentí y viví entonces, sólo por esto lo conservaré con todo mi cariño. A veces es bueno ayudar a la memoria.

24 noviembre 2006

Sueño y realidad

¿Fue el azar lo que me llevo hasta ti, Sonja? ¿Todo un cúmulo de coincidencias? Creo que no. Primero empecé a soñarte, a anhelarte, entre medias de todas mis ilusiones para poder reconocerte, sentada junto a tu amiga Inma, en una mesa del Café Central. Y desde ese primer instante en que te contemplé, intuí que eras tú, que mis sueños y la realidad se habían unido para crearte a ti y dar forma a mi amor.

"He aquí el sueño: ver las formas invisibles de la vaga distancia y, por sensibles impulsos de esperanza y voluntad, ir a buscar en la fría línea del horizonte el árbol, la playa, la flor, el pájaro, la fuente, el merecido beso de la verdad". Fernando Pessoa.

22 noviembre 2006

Extraño extranjero

Llevo desde primeros de años con este libro aparcado en mi mesilla de noche y no es por qué no tenga ganas de leerlo, más bien es que tengo miedo de tomar al pie de la letra estas palabras de Armand Robin: "Seré para siempre un extraño extranjero. Pasaré mis días suprimiendo mi vida". Hoy lo he mirado con nuevos ojos, tal vez por qué empiezo a sentir la necesidad de ir suprimiendo, día a día, mi anterior vida y empezar una nueva, lejos de este subdesierto del sur de España. Así que ya sabeís, si alguien conoce un puesto de trabajo en Madrid, donde no sea necesario trabajar mucho y se gane bastante dínero, que no dude en ponerse en contacto conmigo. Le estaré eternamente agradecido, o casi. "Extraño extranjero" es una biografía de Fernando Pessoa, escrita por Robert Bréchon y publicada por Alianza Editorial, en su colección Alianza Literaria. En ella recorre a Pessoa y a sus numerosos heterónimos. "Con los testimonios, las cartas, los recuerdos, los escenarios, los libros y las calles de Lisboa, Robert Bréchon ha escrito la gran biografía de Fernando Pessoa, de todos los Fernando Pessoa posibles", podemos leer en su solapa posterior. Esta misma noche comenzaré a leer sus páginas, dejando aparcado, por el momento, a mi empezado Alfredo Bryce Echenique, Ekenaiki en New Haven, de "Permiso para sentir". Sé que él lo entenderá.

20 noviembre 2006

Esos Viejos Cafés

Algo que hecho de menos en Almería son esos viejos cafés de mesas blancas de mármol, esos lugares de reunión que se empezaron a poner de moda en España a principios del siglo XIX y que han sido un símbolo de la cultura de éste viejo continente.

Me gustaba sentarme en ellos mientras esperaba a alguien, para ver pasar, ocioso, el tiempo o para leer las primeras páginas de aquel libro recién comprado. Siempre sin prisa, resguardado del frío del invierno o del calor del verano. Dentro de estos cafés reinaba la tranquilidad más absoluta, en ellos la prisa se dejaba a fuera, en la calle, junto al bullicio.

No, aquí no existe un "Café Comercial" o un "Gijón", ni tampoco Un "Café Barbieri" o un "Café Central", me tengo que conformar con las terrazas que llenan ésta ciudad, lo que tampoco está tan mal. Aquí se vive más hacia la calle, más hacia el exterior. Lo que bien mirado, con éste clima, es lo normal.

18 noviembre 2006

Esos momentos Chet Baker

Hay buenos momentos para escuchar a Chet Baker y los hay no tan buenos. El quid está en escoger ese momento y no equivocarte. Yo, ésta noche, me equivoqué. Me duele decirlo, pero así es: cuando me disponía a pasar una agradable velada conmigo mismo, se me ocurrió que lo menos que podía hacer era ponerme un poco de música y servirme una copa de vino tinto, por eso del frescor nocturno que ya se empieza a sentir por acá. Lo de la copa de vino fue también un error, claro está. Fue escuchar a Chet y llevarme la copa a los labios, y todo un mar de nostalgia me inundó de repente. Fue como la magdalena de Proust, ese sonido y ese buquet me transportaron en el tiempo hacia otros momentos más Chet Baker. Mañana me vuelvo al infierno.

15 noviembre 2006

Friedrich

En este tercer día, aquí abajo, he tenido que taparme los ojos por primera vez. Sentí que mi corazón se paraba al mirar de frente y contemplar, proyectados sobre un muro de piedra, todos los miedos que me han acompañado durante la vida. Cuando me he recuperado he comenzado a dirigirles, primero, cortas miradas de aproximación, para, poco a poco, ir deteniéndome más pausadamente en cada uno de ellos. De entre todos, uno brillaba con luz propia: era el miedo a vivir, a vivir sin pasión.

“Lo que temo no es la muerte, sino la vida. Por mucho que me remonte en la memoria, siempre me ha parecido insondable y aterradora. Mi incapacidad para insertarme en ella. Miedo, además, de los hombres, como si pertenecieran a otra especie. Siempre el sentimiento de que en ningún punto coincidían mis intereses con los suyos”.

Emile Cioran.

14 noviembre 2006

No se está tan mal por aquí

Martín Chambi

No se está tan mal por aquí, estornudas y en lugar de lanzar al aire millones de microbios lo que lanzas son bolas de colores, una auténtica lluvia de bolas de colores, olores, lores, ores, res, es… Para ser mi segundo día en el infierno no está mal. También he pensado que si estoy aquí es porque me lo merezco, que coño. He pedido un euro y medio para comprarme una botella de cerveza, una litrona, y con ella he estado recorriendo estas galerías subterráneas, que son ahora mi nuevo hogar. Lo que más extraño es el tabaco, aún no he encontrado ningún estanco por aquí. Eso sí, por lo que he podido ver el fuego no es problema. Sólo al calcular lo que me voy a ahorrar en mecheros, pienso que ha merecido la pena venir hasta este lugar, tan apartado y cercano a la vez. Y por las tardes sacamos las guitarras, las botellas de vinos y ¡quítame de ahí esas penas! Enseguida alguien se arranca y comienza el cachondeo, la fiestorra, sin nada de etiquetas, todo muy campechano, como si estuviéramos en un prado asturiano escanciando unas sidras al caer la tarde.

He conocido esta mañana a Montaigne y enseguida ha surgido entre nosotros una chispa de simpatía mutua. Se ha despedido de mí con estas palabras, mientras se alejaba de espaldas y con su brazo en alto: “¡Qué cosa tan ondulante es el hombre! No solamente el viento de los accidentes me desvía según su inclinación; además me muevo yo mismo por la inestabilidad de mi postura; quien se mira con cuidado, no se encuentra dos veces en el mismo estado. Doy a mi alma ora un semblante, ora otro, según de qué lado me acuesto. Si hablo diversamente de mí, es que me miro diversamente. Se encuentran en mí todas las contradicciones. Vergonzoso, lelo, rencoroso, generoso, mentiroso, veraz, sabio, ignorante y liberal, y avaro y pródigo: todo eso lo veo de mí, según de que lado me vuelva; y cualquiera que se mire con atención encontrará en sí mismo e incluso en su juicio esta volubilidad y discordancia”. Montherlant, que estaba por allí le contestó sin dejar de mirarle fijamente a los ojos: “Es preciso escribir como si uno fuera amado, como si uno fuera comprendido y como si uno estuviera muerto”. Miré a uno y otro y no pude dejar de pensar que estaba en el infierno.

13 noviembre 2006

Ahora que todavía estoy frío

Mis primeras horas en el infierno, ahora que todavía estoy frío, son como dos pulgas picando sin mucho entusiasmo y con ganas de que suene ese timbre, que marcará el final de su jornada laboral. Aquí, en el infierno, no se come, no tienes porque sentarte a la mesa de ningún desconocido. Me han comentado que unos meses después, lo de comer, ni lo extrañas. Eso sí, hay miles de caminos para irte a la cama y del que escojas dependerá la habitación en la que dormirás y la vida que al día siguiente tendrás que vivir. De lo de las fiestas aún no me he enterado, aunque estoy en ello.

12 noviembre 2006

Domingo dominguero

¡Domingo! He salido a dar una vuelta por el pueblo. Hace sol y esto se ha llenado, una vez más, de domingueros, gente que viene hasta aquí a tomarse una cerveza sentados en una terraza de la plaza mientras los hijos juegan en el parque infantil y para dar un paseo, antes de comer en cualquier restaurante del pueblo, por el paseo marítimo. Después de la comida se tomarán una copita y de regreso a su vida urbanita, con las pilas cargadas para la próxima semana laboral o tan hastiados de su rutina habitual como siempre.

Mientras paseaba me he topado con mi amigo Jesús, tiene 9 años, y nos hemos ido a mi casa a ver videos de Lego en el ordenador. Y ahí lo tengo, todo flipao, viendo como los muñequitos se mueven solos, cómo por arte de magia, mientras yo escribo estas líneas para un domingo dominguero y sin aniversario que valga.

11 noviembre 2006

Un aniversario más

Ahora escribo con una fotografía tuya delante, Sonja, que he clavado con dos chinchetas en la pared. Mis dedos corren por el teclado y mis ojos te buscan en un intento de resucitar cualquier instante que me una a ti en cualquier crepúsculo violeta, justo cuando la noche empieza a ganar su eterna batalla al día y en la penumbra continúo contemplándote tal como eras entonces.

Los malditos aniversarios que no se desintegran, que continúan imperturbablemente, año tras año, cómo si no fuera el asunto con ellos. Entre fecha y fecha, islas en el tiempo, ejercicios para seguir viviendo y ejerciendo de caminante entre este desolado paisaje de la costa de Níjar, donde los días se devoran a sí mismos antes del amanecer y donde el silencio reclama su tributo de ensueños. Entre medias, mi caos, olas robadas a este mar que acompaña mis pasos, negándome la posibilidad de escribir sobre tu realidad, sobre la voluntad del recuerdo.

Aguas del mediterráneo, aguas del Sena, aguas de Tajo, aguas del Manzanares, aguas del Mosel, aguas del Danubio…, aguas que han reflejado nuestras figuras mientras adivinábamos más allá de la superficie y del fondo nuestros ocultos deseos y decepciones futuras. Y cada uno siendo incapaz de comunicar aquello que sentíamos o empezábamos a presentir ante esas corrientes, que no cesaban de recordarnos que la vida sigue fluyendo pareja a los temores y desengaños.

Después de contemplar durante largo rato esas aguas regresábamos a tu casa, o a la mía o al hotel de turno, para hacer el amor mirándonos a los ojos, sin apartar la mirada nacida del deseo, del placer, del orgasmo compartido entre esos nuevos ríos de sudor que manaban de nuestros cuerpos. Nos sentábamos en la cama, desorientados en el silencio de la noche, con los latidos del corazón aún alterados por la visión de esos mundos entrevistos en los ojos del otro.

09 noviembre 2006

11-N

De espaldas, en nuestra habitación, ya sabías que esa era nuestra última noche juntos y yo lo presentía, cómo se presagian casi todas las desventuras que están a punto de sucedernos. Y así, sin más, esa noche del 11 de noviembre se convirtió en la noche más triste de mi vida.

Miro el calendario y pienso que se acerca, nuevamente, el próximo aniversario de nuestro desencuentro. No pienso poner velas en la tarta de la añoranza, aunque tampoco te voy a olvidar.

07 noviembre 2006

Popurrí de fuá

Voy a empezar mi popurrí de fuá a las finas hierbas, o cosas varias, con un grupo que después de beberme una botella de cava siempre me apetece escuchar. Se trata de Madredeus, ese quinteto portugués que tantas noches me ha dejado sin dormir, con cava o sin él, tratando de navegar entre tanto sentimiento bravío, sin cesar de desprender una gran dosis de saudade existencial. Voy con dos títulos: "Ven amor infinito" y "Faluas do Tejo", aunque advierto que cualquier título de su discografía es igualmente válido, con cava o sin él. Enlace a la página oficial de Madredeus: www.madredeus.com , nada más abrirla suenan sus canciones, así que se puede dejar de fondo. Y ya que estamos en el mundo lusitano, un par de libros de un autor portugués, nacido en Ángola, Gonçalo M. Tavares: "Un hombre: Klaus Kump" y "El señor Válery". Una película para hoy mismo: "El ilusionista". Por último, una entrevista de Mª Luisa Páramo a Alfredo Bryce Echenique (1996), por qué todas las vidas se entrecruzan, aunque no sepan que lo están haciendo: Entrevista a Alfredo Bryce Echenique

06 noviembre 2006

Mirando a cualquier lugar

Nighthawks, Edward Hopper
He pasado muchas noches sentado en la barra de un bar tratando encontrar un poco de calma interior, escuchando canciones que nunca más he vuelto a escuchar y embriagándome, con esa serena frialdad de un profesional del tedio, mirando a cualquier lugar, con esa mirada perdida de quien permanece muy dentro de sí, ausente de todo lo exterior, por qué siempre termina entendiendo que por muy acompañado que se esté nunca se dejará de estar solo.

04 noviembre 2006

Strangers in the night...

Francis Bacon

O cómo me quede solo esa noche, fragmentado en mil pedazos y sin sus besos para siempre jamás, acompañado tan sólo por todo el alcohol del mundo y sin Frank Sinatra cantando a mi lado Strangers in the night… para poderme desfragmentar en un todo compacto conmigo mismo y mi nueva situación de hombrecillo abandonado y hasta ya casi olvidado y, lo que es peor, tú quien eres.

Se podría decir que todo lo demás fue silencio, un silencio de no te muevas que es peor y sigue mirando esa cama vacía o ese sillón vacío al lado de la chimenea, ese fuego apagado y con poco ánimos para encender de nuevo y recordar lo bien que se te veía ahí sentada con ese Benet teutonizado de la cuesta de Claudio Moyano. Veinte veces me sentí esa noche stranger in the night, en ese casa sin franky y sin ti. Me sentía cómo de visita, cómo si ya nunca fuera a ser el salón de nuestra casa, el salón de mi vida contigo en Madrid o el dormitorio de nuestros sueños de por fin ya juntos y sin dos mil kilómetros de lejanía.

Y solo en esta noche, pero acompañado en la distancia por mi amiga chilena Beatriz, los recuerdos se van desdibujando y cómo que me voy sintiendo a cada instante más capaz de encender ese fuego que tal vez nunca debí dejar apagar, mejor hubiera sido preparar un Pisco Sour, o dos, y brindar por ese nuevo amanecer, quizá triste aunque no por ello menos prometedor.

El vuelo de las 22:00 h.

Miraba la calle desde una ventana de la oficina. El sueño de la noche anterior me había dejado completamente ausente. En dicho sueño me encontraba dentro de un avión, esperando el momento del despegue. A mi lado había una mujer que miraba por la ventanilla hacia la pista. Aún no había visto su cara, pero no por ello dejaba de tener la sensación de que esa persona me resultaba familiar. Sobre sus piernas tenía un libro, “El último lector”, de Ricardo Piglia, libro que yo había terminado de leer la semana pasada y del cual aún guardaba un grato recuerdo. La azafata comenzó a extender sus brazos y a flexionarlos en lo que era la escenificación del uso del chaleco salvavidas, mientras las turbinas de los motores empezaban a subir de revoluciones. Observé que la mujer continuaba mirando por la ventanilla, absorta en la lejanía del horizonte, sin prestar la más mínima atención a toda esa serie de representaciones que estaban teniendo lugar en el centro del pasillo, a tan sólo unos cuantos metros de nuestros asientos. Decidí atreverme a tocar su hombro en requerimiento de atención, con el claro propósito de que ella girara su rostro hacia mí para poderla mirar y averiguar si realmente era alguien a quien yo conocía, pero ella continúo mirando por aquella ventanilla, sin darse por aludida a mi contacto sobre su hombro derecho. Pensé que quizá se hubiera quedado dormida, pues apenas había notado ningún movimiento suyo en todo el tiempo que llevábamos juntos, en aquel estrecho tubo despresurizado.

Me coloqué los cascos tratando de hallar un poco de música para distraerme y no pensar demasiado en aquel cacharro, que ya debía de encontrarse a unos cuántos cientos de metros sobre aquel trozo de tierra, que cada vez se iba haciendo más y más pequeño. El avión comenzó un giró a la izquierda cuando ella volvió, repentinamente, su cara hacia mí. Lo que pude ver en sus ojos no me gusto nada, ya sabía quien era esa enigmática dama; sentí sus fríos labios sobre los míos y su lengua enredándose en la mía, mientras el avión ya caía, con un sordo ruido, en picado sobre aquel pequeño trozo de tierra.

Continuaba mirando la calle desde la ventana de la oficina, seguía lloviendo y lo cierto es que no me apetecía nada coger ese vuelo de las 22:00 h. que debería llevarme a Madrid. ¿Y si ella se encontraba sentada a mí lado?

31 octubre 2006

Yo también te quiero

Querida Sonja:

Yo también he debido de tener una depresión menstrual y posmenstrual. He menstruado pesadillas, dudas y demás bichitos que anidan en mi interior. Todo muy divertido. Me he quedado inmovilizado durante estos días, -tus cartas me han ayudado mucho en todo lo anterior, la verdad es que muchas veces no te entiendo-, dando vueltas y más vueltas a la cabeza, sin dormir, sin comer, sin ganas de hacer nada y preguntándome miles de cosas… Nueve días así y todavía no sé si ha terminado ya o mañana me encontraré igual de bien. Maravilloso.

Hoy es un sábado que no sé que hacer, ni que pensar. Hoy es un sábado de dudas, de nervios, de intranquilidad. Y el caso es que debería de sentirme feliz porque queda una semana para que llegues, pero no es así. ¿Qué es lo que ocurre? ¿Todo va a salir tan mal? ¿Es el fin? La verdad es que con nosotros se puede decir que siempre es el principio del fin.

¿Estoy enfadado contigo? No, simplemente estoy triste y desilusionado porque tus sentimientos y tus dudas me hacen daño. No puedo evitarlo, al igual que tú no puedes evitar sentir así. Como podrás observar no eres la única en sufrir desilusiones y decepciones, en el fondo todas las personas somos igual de impresentables.

Mi novela también ha quedado detenida en cualquier bar de París, sentado ante una cerveza o un güisqui –según el ánimo-. Espero encontrarme algún día de estos o cualquier semana. Sería terriblemente absurdo permanecer indefinidamente extraviado entre unas páginas a medio escribir, aunque una historia no tiene porque tener un final coherente o lógico. Muchas vidas acaban sin el The End y también debería de ser así en algunas novelas. Tiene gracia, una novela en la que el autor queda atrapado entre las páginas de su propia historia, siendo incapaz de salir de ellas. Casi estoy por apuntarme a la experiencia.

Algo me dice que no voy a enviarte esta carta, más que nada porque, tal vez, no subirías el próximo domingo al avión que te conducirá hasta mis brazos y eso no me lo perdonaría nunca. Sobre todo después de escribirme que tienes ganas de estar jodiendo conmigo durante veinticuatro horas seguidas. ¿Crees que será suficiente o deberíamos prolongarlo hasta las cuarenta y ocho horas? Bueno, lo veremos sobre la marcha. Tal vez nos sobre con dos horas. Esta tarde he estado repasando mi libro sobre el tantrismo, tratando de encontrar el modo de darte el mayor placer posible para encontrarnos verdaderamente unidos en cuerpo y alma, y que existiera algo más que el sexo –que tampoco está tan mal, pero que para mí no es suficiente-. Lo cierto es que no se si voy a ser capaz de hacer tanta ridiculez junta o si tú lo vas a aceptar. He encontrado unas cuantas posturas que, al menos, deben de ser de lo más satisfactorio, aunque no se produzca el tan deseado encuentro de nuestros espíritus. Tal vez se deba de estar una semana sin fumar para poderlas practicar, o más, pero habrá que intentarlo. La verdad es que nunca se me ha dado muy bien esto de joder, me canso enseguida.

30 octubre 2006

"Vivir es ser otro. Ni sentir es posible ni hoy se siente como ayer se sintió: sentir hoy lo mismo que ayer es no sentir: es recordar lo que se sintió ayer, ser hoy el cadáver vivo de lo que ayer fue la vida perdida." Fernando Pessoa.

29 octubre 2006

Thé Bohea y esos ojos verdes

Me dejé llenar la jarra de cerveza. El “Thé Bohea” estaba tan vacío como la misma calle. Era el único cliente de esta tarde otoñal llena de viento. Acodado en la barra escuchaba a Morcheeba, Fear and Love, mientras miraba por el ventanal a la nada, sólo interrumpida por algún papel que revoloteaba caprichosamente al ritmo de la música, o eso me parecía. Isabelle se sentó a mi lado. En su cara se leía el aburrimiento. La miré a sus ojos verdes y pensé que era preciosa.

- Esta es una de esas tardes en las que volvería a fumar, menos mal que mañana es el último día que abrimos hasta diciembre.

- ¿Qué vas a hacer? – la pregunté -¿Te vas a Francia a ver a tu familia?

- Sí, estaré por allí un par de semanas. Luego me voy con Mara a Portugal. Queremos estar un fin de semana en Lisboa y después subir para el norte.

- No dejes de ir a Sintra, allí la conocen cómo Vila Velha – le recomendé – Y por algo será, ¿no?

- Sí, he leído en una guía que es Patrimonio de la Humanidad. Teníamos pensado ir a visitarla – me contestó Isabelle mientras se levantaba del taburete para atender a una pareja de alemanes que acaban de entrar. Se sentaron en una mesa, ella les acercó la carta de té y volvió a la barra. – Tu has estado por allí, ¿verdad?

- Sí, me gusta mucho. Es una gozada ver como se mezclan los estilos árabe, gótico y renacimiento, lo que dejó perplejo y enamorado al mismísimo Lord Byron, quién se pasó una buena temporada por allí. En Childe Harold’s Pilgrimage canta su belleza: “¡Oh! El edén glorioso de Sintra se mezcla en un abigarrado laberinto de monte y cañada”. Y no te creas, no es un sitio masificado por los turistas, puedes sentirte un paseante solitario y perderte tan tranquilamente entre sus tupidos bosques.

Isa se acercó a la pareja de alemanes para preguntarles que iban a tomar. Pidieron dos mojitos, nada de té.

- Aprovecha y haz otro para mí, ya estoy cansando de tanta cerveza.

El “Thé Bohea” era mi bar preferido de San José. Me gustaba por su música y por la gente que iba por allí. Era un sitio para encontrarte con los amigos, cuando había amigos, claro.

Empezó a llover primero ligeramente, para pasar a los pocos minutos a caer chuzos de punta. Sí, se estaba bien ahí, con el mojito en la mano, viendo como la lluvia borraba todas mis ilusiones y con esos ojos verdes que continuaban mirándome tan cerca de mí.

28 octubre 2006

Entrevista Julio Cortázar

Y esto va de entrevistas. Hoy le toca el turno al gran Julio Cortázar, reflexionando sobre su obra y su vida; pero sobre todo dejando ver su lado más humano. Nos esperan 122 minutos de una grata compañía.

27 octubre 2006

Entrevista Juan Carlos Onetti

El escritor Juan Carlos Onetti en una entrevista realizada en el programa A Fondo de Televisión Española en 1977

Espeleología del amor

No elegí amar a Sonja al igual que no se elige nacer. Por eso ahora, en mi habitación mientras escucho viejas canciones y afuera llueve, pienso que no debí despertar tan pronto, que mejor hubiera sido seguir durmiendo, soñando con ella en esa mañana de niebla en la que los dos permanecíamos abrazados en la cama, contemplando el golpear de la lluvia contra los cristales. Sí, mejor no despertar y seguir disfrutando en sueños de lo que ya no puedo gozar en la realidad. Soñando es posible seguir abrazados, apretados el uno contra el otro, oler su cuerpo una vez más. En los sueños no existen las discusiones ni las desilusiones, al menos en éste que tuve esta mañana, y mi brazo puede rodear su cintura y puede entrar, una y otra vez, en la calidez de su cuerpo. La humedad de su sexo, que me introduce más y más adentro, hasta desaparecer por completo en su interior, para recorrer cada rincón de su cuerpo, en una espeleología del amor.

26 octubre 2006

El Laberinto de la ficción

Anoche salí a dar una vuelta por el pueblo. El paseo marítimo se encontraba vacío, ni un alma paseando junto al mar. Un silencio absoluto de calma, sólo las olas acariciando la arena. El leve rumor de la resaca hipnotizaba mis pasos. Sobre mi cabeza un denso manto de estrellas para inventar razones nuevas, soluciones imposibles.

Me detuve a observar un barco fondeado en la pequeña bahía que perfila el lugar. Caminé hasta la terraza del único bar abierto y pedí una cerveza. Continúe mirando hacia el mar, tratando de adivinar lo que ocurría dentro de aquel velero, imaginando lo que se sentiría al ser mecido por el mar en medio de la negrura de la noche. Toqué el vaso, el borde del vaso. Cerré los ojos hundiéndome en la oscuridad dibujada por mi dedo sobre el borde del vaso y preguntándome, una vez más, que por qué escribir, por qué recorrer aquel laberinto del que es imposible salir sin olvidar que la ficción continúa más allá de las páginas escritas.

“El que sólo busca la salida no entiende el laberinto, y, aunque la encuentre, saldrá sin haberlo entendido” José Bergamín.

"El laberinto es la defensa mágica de un centro, de un tesoro, de una significación. Sólo se puede entrar en él mediante un rito iniciático, tal como nos lo propone la leyenda de Teseo. Ese simbolismo es el modelo de la existencia humana que se enfrenta a numerosas pruebas para avanzar hacia su propio centro, hacia sí misma, hacia el atman, como dicen en la India. Muchas veces he tenido conciencia de salir de un laberinto después de haber encontrado su hilo conductor en medio de la adversidad. Todos hemos conocido esa experiencia. Pero debo de añadir que la vida no está hecha de un solo laberinto. La prueba se repite una y otra vez." Mircea Eliade.

25 octubre 2006

Buscando otro mundo

Mi mayor equivocación consistió en buscar otro mundo bañado por la nostalgia. Cuando se llega a lo que se anhela, si es que se llega, ya no es lo mismo, aquello que tanto tiempo soñamos.

22 octubre 2006

Y dicen que el tiempo lo borra todo

Me paso la mayor parte del día pensando en cosas inútiles. Inutilidades que acaban siempre acercándome a ti. Da igual que empiece con un paraguas o con un gato, al final, invariablemente, termino enredado en algún instante de aquellos dos años que vivimos juntos, tú en Alemania y yo en España. Ahora, después de tantos años, comprendo que yo te buscaba más en Madrid que tú a mí en Trier. Te buscaba en cada uno de mis paseos, en cualquier café de los muchos que visitaba, en medio de cualquier madrugada cargada de música, alcohol y humo. Trataba de encontrarte en los ojos de otras mujeres, en sus sonrisas y hasta en sus caricias, que terminaban por parecerme las tuyas, pese a los kilómetros que nos separaban. Tú eras una serie de cartas escritas en cualquier rincón y también eras cada una de esas cartas que recibía de ti, unas veces agradables y otras no tanto, porque en ti siempre existió la duda, la innegable realidad de la distancia que nos separaba. Dios, cómo recuerdo tus cartas, siempre llenas de algo maravilloso que hacía volar mi imaginación. Como buena diseñadora, siempre se encontraban llenas de sorpresas, de guiños a tus estados de ánimo, a los míos, a tus dudas e inseguridades, a tus esperanzas sobre nosotros. Tirado en la cama las leía una y otra vez, tratando de hallar en ellas sentidos nuevos, ocultos hasta entonces. Tu ausencia la compartía con Mariano y Almudena en cualquier sesión de cine de madrugada, recorriendo noches de cenas y mucho diálogo. A los tres nos gustaba jugar con el lenguaje, enredarnos en los espejismos de las palabras. Entonces éramos todos amigos, los cuatro. Nosotros tres en España y tú en Alemania. Sí, cualquier tontería nos hacía pensar a mi cigarrillo del insomnio y a mí en lo lejos y cerca que estabas, Sonja. Tendido en la cama, en la oscuridad, podía verte sentada frente a la chimenea, leyendo un libro de Juan Benet, “Herrumbrosas lanzas”, que encontré y compré para ti en un puesto de la cuesta de Claudio Moyano. Cuando te lo di en Madrid y una noche te pusiste a leerle junto a la chimenea conocí la felicidad, me bastaba con extender la mano para poderte tocar.

21 octubre 2006

Jack Kerouac y la Generación Beat

Hoy, 21 de octubre, se cumplen 37 años del fallecimiento de la cabeza más visible de la Generación Beat: Jack Kerouac, autor de obras que marcaron a millones de jóvenes de todo el planeta. Sin duda, la más famosa de todas ellas es "En el camino" (1957), un incesante viaje de costa a costa de los Estados Unidos a través de la Ruta 66, que se convierte en una lucha contra la soledad que les persigue, un canto a la vida, a la amistad y a la naturaleza. Su gestación se produce en 1951, al introducir Kerouac un rollo de teletipo en la máquina de escribir: 30 metros de papel sin puntos y aparte, un sólo párrafo de 120.000 palabras, un verdadero himno al mundo del jazz, las drogas y el sexo. Otras obras son, "Los vagabundos del Dharma", "Ángeles de desolación", "Satori en París" y "Los subterráneos". Esta última se llevó al cine en 1960 sin demasiado acierto. "Todo lo que haces es encaminarte derecho a la tumba, un rostro cubre el esqueleto por un tiempo. Extiende esa cubierta del cráneo y sonríe." - Jack Kerouac
A Allen Ginsberg
Mójame los labios con whisky
Fred y abre las puertas
para bromear-mientras
      las mujeres esperaban
      y Bert Lahr esperaba
      tocando lo que le apetecía
      como Duke Ellington

solía sentarse con la mirada fija en Seymour
y me empujaba a bailar
      con la música por su
      grave estallido
      elevada estabilidad
      hombros,
tetas,
¿y qué cómo quién?
Otro video más: Beat Generation 3 min 27 s - 20-oct-2006

20 octubre 2006

Andando de noche

"Al igual que amas los libros que te hacen llorar, las sonatas que te han cortado el aliento, los perfumes que te insinúan renunciamientos, a las mujeres extraviadas entre el cuerpo y el alma, así sucede con los mares: te enamoras de aquellos cuyo oleaje induce a ahogarte en su seno". Estas palabras de Cioran se aproximan a mi forma de ser, de sentir la vida, de andar por la noche en el silencio de las calles sin buscar nada, ni esperar nada. Con el paso de los años las ilusiones se van agotando.

19 octubre 2006

La UE podría legislar la videodifusión a través de Internet.

La Unión Europea va a proponer una directiva para que toda Web o Blog que ofrezca videos deba previamente adquirir una licencia de videodifusión de contenidos. La directiva pretende obligar a que cualquiera que emita videocontenidos a través de Internet disponga de una licencia de difusión de contenidos. Seguir leyendo

Eso que conocemos como nuestra vida

Continúa nublado, continúo con las Variaciones Goldberg, con ese piano que oscila entre la realidad y la fantasía, entre los sueños y la nostalgia.

Vivir suele ser una aventura que nos traslada de equivocación en equivocación, por eso sólo me interesan esas verdades que siempre admiten dudas y que para nada son absolutas, que no me embarcan en caminos que seguir, metas que alcanzar o necesidades que realizar. Prefiero acumular sensaciones, ya que, al final, todo se reduce a esas alegrías y a esos sufrimientos con los que vamos conformando eso que conocemos como nuestra vida.

Variaciones Goldberg, de J.S.Bach, por Glenn Gould

17 octubre 2006

Llueve

Por fin he podido escuchar las "Variaciones Goldberg", por Glenn Gould. Esta mañana me he despertado y estaba cayendo una buena tormenta sobre el Parque Sobrenatural. Sí, llovía fuertemente. ¡Ánimo, muchacho!, todo cambia antes o después; siempre queda esa posibilidad de una apacibe felicidad, esa mano amistosa que algunas veces nos tiende el azar.

13 octubre 2006

Julian Beever, Arte Urbano

A través de unas perspectivas que hacen volar nuestra percepción visual a otros reinos de la ilusión, este artista inglés nos sumerge en nuestros mejores sueños o pesadillas.

Para ver más obras y la página de este artista: Julian Beever

12 octubre 2006

"ARTE LISBOA"

Del 8 al 13 de noviembre tendrá lugar la sexta edición de la Feria de Arte Contemporáneo "Arte Lisboa", en las instalaciones de la Fería Internacional de Lisboa, en el Parque de la Naciones. En esta sexta edición participarán un total de 65 galerías, entre ellas 13 españolas, 2 brasileñas, 2 cubanas, 1 de México, 2 alemanas y 1 húngara. Enlace: http://www.artelisboa.fil.pt/

11 octubre 2006

Tengo ganas de aullar

Frente a mí el mar escapa lejos, mucho más que los sueños, que las ilusiones. Tengo deseos de gritar, de aullar hasta sentir que las venas de la garganta revientan, que las cuerdas vocales explotan de tanta presión. Pero el mar sigue frente a mí, aparentemente inmóvil y a la vez en perpetuo movimiento. Sigo con la boca cerrada, sin ser capaz de lanzar al aíre mi último aullido, ese grito de impotencia ante el terror a la nada.

10 octubre 2006

Parque sobrenatural Cabo de Gata-Níjar

"Que una realidad se oculte detrás de las apariencias es, a fin de cuentas, posible; que el lenguaje pueda reproducirla, sería ridículo esperarlo. ¿Por qué, pues, adoptar una opinión en lugar de otra, recular ante lo banal o lo inconcebible, ante el deber de decir y escribir cualquier cosa? Un mínimo de cordura nos obligaría a sostener todas las tesis al mismo tiempo, en un eclecticismo de la sonrisa y de la destrucción." Cioran. De nuevo en casa, de regreso a la rutina, al caos de siempre. Cogeré un gran libro de Tolstoi, o mejor sus Obras Completas, para diluirme en el tiempo y no tener la sensación de que estoy tan solo en esta noche de otoño. Más tarde, escribir o no escribir, he ahí la cuestión. La pasión se consume rápidamente, cada cual tiene su tragedia privada. La verdad es que tengo tanto tiempo que no me da tiempo para hacer nada, lo pierdo a cada instante, de las maneras más absurdas y cuando me quiero dar cuenta ya estoy demasiado cansado para hacer algo, ni siquiera unas notas fragmentarias. Me gusta mirar por la ventana cuando llueve, lo malo que por aquí llueve poco, por no decir poquísimo o rara vez a lo largo del año, y claro, con sol el piano como que no encanja tanto como con un día nublado. Será por esto por lo que tengo tan abandonadas las "Variaciones Goldberg". He vuelto al Parque Sobrenatural de Cabo de Gata-Níjar, qué coño hago viviendo tantos años aquí. Lo que debes de hacer cuando estás atrapado es largarte... al instante.

09 octubre 2006

Madredeus, "O mar"

Una vez despierto toca inventarse un día que no resulte demasiado deprimente. Y no se trata de planearle, es más bien sobrevolarle sin que la nostalgia de ella vuelva a aparecer en cualquier esquina , en cualquier rincón, mientrás oigo flotando en el aíre la canción "O mar", de Madredeus. No sé si el interior de uno se va desgastando o si hay demasiadas patrias dentro de uno mismo, tan peregrinas como irrisorias; pero me doy cuenta, con una fatalidad lúcida, de la conciencia de la desesperanza que anida en mí, exiliado de la vida misma. Ella se ha ido para siempre, ella que tenía esa rara cualidad de transmitir la felicidad en cada instante, así, gratuitamente, porque sí, con sus gestos, con su risa, con su amor por mí.

07 octubre 2006

Rafael Fernández: un nuevo Henry Miller, español.

ENTREVISTA EXPRESS, RAFAEL FERNANDEZ, "EZCRITOR", ESPAÑOL, BLOGGER PREMIADO: "El acento de las argentinas es el más erótico que he escuchado en mi vida" - ¿Que le dice a la mujer más bella del mundo? - Como ni de broma me la llevo a la cama, le pediría que me escupiera, para así poder disfrutar de un fluido corporal suyo. - ¿Y a la más lista? - ¿Podrías explicarme por qué la humanidad acepta esta vida de mierda, donde lo único que importa es el dinero y el amor no vale nada? - Y a la más pérfida? - Jódamos la vida juntos un rato. - ¿Es la mujer la auténtica obsesión de un artista? - Sí (a no ser que seas un artista homosexual). Los artistas crean para sobresalir entre el resto: para follar. - ¿Cuántas propuestas sexuales recibe por día? - Cuando trabajaba en la discoteca, bastantes: ahora sólo recibo propuestas sexuales internas y de la misma persona: yo. Mantengo una relación homosexual conmigo mismo desde hace años: me masturbo. - ¿Qué necesita para vivir? - Sexo y dinero. O sea, sólo dinero. - ¿Tiene un libro de cabecera? - "Trópico de Capricornio" de Henry Miller. Me cambió la vida. Y ahora quiero volver a cambiarla. - ¿Entiende de flamenco? - Nada. Pero, en directo, es un sentimiento que te quita el habla. La única forma que hay de ver el alma. - ¿Y de besos? - Me da vergüenza dar besos en la boca. - Los científicos han dicho que tal vez, o muy probablemente un meteoro colapse con la Tierra y así se acabe la historia de la humanidad. ¿Le preocupa el tema? - La historia de la humanidad es una estupidez que se puede resumir en una sola frase: ¿me das dinero? Por mí, que venga ese meteorito: así, por fin, vería vida. - ¿Sabe de pasiones suecas? - Más frías que las inglesas, pero menos sucias. - ¿Y de pasiones latinas? - Las mejores si no fueran por el jaleo que arman cuando las dejas o engañas. - ¿Y de pasiones gitanas? - Tengo una gitana de Barcelona en el Messenger. Pero me han aconsejado que no me acueste con ella porque, si no, sus primos me acuchilarán. Desde que tenga ocasión, quiero morir acuchillado. - ¿Me explica un sexólogo? - Uno que cobra por aconsejar que hagas más sexo pero no con él. - ¿Es la vida un comercial que acaba mal? - Creo que no acaba: mueres o vives y, mientras tanto, nacen en el mundo miles de personas que son como tú, que tendrán tu misma vida: somos repeticiones unos de otros, pero no nos damos cuenta por ego. somos pitufos, por dentro y por fuera. - ¿Es un laberinto borgeano? - Borges se ocultó de la vida: encontró un aleph y creo su propio idamundo: ahora es inmortal dentro de él: es un dios que nunca vivió esta vida. - ¿Es material para el olvido? - Sólo la vida de Nacho Vidal merece ser recordada y visionada. Sigue leyendo la entrevista: http://www.rionegro.com.ar/diario/2006/09/10/20069v10a06.php CLAUDIO ANDRADE (Río Negro Online)

05 octubre 2006

Ponto Final

Hoy es jueves y continúo vagando por Lisboa, recorriendo a píe el adoquinado de sus calles. Dentro de poco llegaré a Cais do Sodré, donde me subiré a un barco que me dejará al otro lado del Tejo. Sí, estaré una vez más en Cacilhas, en la otra orilla de Lisboa. Allí me espera "Ponto Final", su terraza en el último espigón, desde donde contemplaré en silencio otro nuevo e inquietante atardecer, río y cielo confundiéndose en un solo tono rojizo. "Mi mundo imaginario fue siempre el único mundo verdadero para mí. Nunca tuve amores tan reales, tan llenos de vigor, de sangre y de vida como los que tuve con figuras que yo mismo creé. ¡Qué locura! Tengo saudades de ellos, porque, igual que los otros, estos pasan también...".
Fernando Pessoa, Libro del desasosiego.

04 octubre 2006

Carne de Porco à Alentejana - Roteiro Gastronómico de Portugal

He cenado en un pequeño restaurate del Bairro Alto, el Bar Alto, donde solía cenar bastante a menudo cuando viví aquí durante nueve meses. Pedí lo de constumbre, Porco à Alentejana y una botella bien fría de Casals Garcia. También sonaba la misma radio de siempre, en el rincón más alejado de la barra, donde el dueño, sentado en una vieja silla de madera escuchaba el noticiero lisboeta, absorto de lo que pudiera suceder a su alrededor. No paro de pensar que desde que he llegado a la ciudad todo se resume en recuerdos, ¿no seré alérgico a los recuerdos? Carne de Porco à Alentejana Colaboração do Restaurante Carvi - Portimão Ingredientes: * 2dl e 1/2 de vinho branco * 800 grs de carne de porco tenra * 3 dentes de alho * 2 colheres de (sopa) de massa de pimentão * sal e pimenta q.b. * 1 raminho de coentros * 2 folhas de louro * 1 limão * 125 grs de banha * 800 grs de amêijoas Confecção: Corte a carne em cubos com cerca de 30 grs cada e tempere com massa de pimentão, o alho esmagado, as folhas de louro, sal e pimenta e o vinho branco. Envolva tudo muito bem e deixe nesta marinada cerca de +- 4 horas. Entretanto ponha as amêijoas em água com sal durante 2 horas para perderem a areia; findo esse tempo lave-as muito bem em água corrente. Deite a banha numa frigideira grande e quando estiver quente, deite a carne bem escorrida e deixe fritar, mexendo de vez em quando, até ficar frita e loura; junte depois o líquido da marinada e deixe ferver cerca de 2 minutos e junte depois as amêijoas. Vá mexendo e logo que as amêijoas estejam abertas, junte os coentros picados. Misture bem e sirva imediatamente decorado com gomos de"

Detenido en el tiempo

He perdido la noción del tiempo y del espacio. Pedazos de de mi vida pasan ante mis ojos, en un mosaico de recuerdos que me llenan de una angustia fría en medio de esta nostalgia indefinida. Quizá todo esto no sea más que un juego que se reduce a esperar la noche sin nadie con quien conversar y a beber hasta el límite, hasta que no surgan más preguntas de mi interior ni la más remota ilusión. También podría utilizar adverbios a modo de castigo, el placer de las palabras dichas a media voz, sólo audibles para uno mismo. Palabras que van minando por dentro.

Lisboa

Miro a mí alrededor, estoy confuso. No sé que hago en esta ciudad, acodado en el Mirador de Santa Lucia, espiando el ritmo de las calles entre esta bruma que trata de esconder a mí mirada los pasos que ya la recorrieron diez años atrás, cuando ya la había perdido en otra ciudad distinta a ésta. Sí, había perdido su amor. Una vida extraviada para siempre por un solo error, amarla demasiado.

Lisboa

25 septiembre 2006

TE ESPERO FUERA

¿Escribir para dar luz a esa vida que a veces creemos vivir, sin sentir placer en ello? Vivimos, recordamos y olvidamos. Afortunadamente, claro. Aunque imagino que ciertas situaciones sería mejor no vivirlas y otras no olvidarlas. Tampoco estoy muy seguro de esto último.
Espero que nadie me recuerde nunca quien fui y poder refugiarme en el olvido, en la satisfacción de no ser nada, ni nadie, sólo alguien cansado de haber vivido.