13 noviembre 2006

Ahora que todavía estoy frío

Mis primeras horas en el infierno, ahora que todavía estoy frío, son como dos pulgas picando sin mucho entusiasmo y con ganas de que suene ese timbre, que marcará el final de su jornada laboral. Aquí, en el infierno, no se come, no tienes porque sentarte a la mesa de ningún desconocido. Me han comentado que unos meses después, lo de comer, ni lo extrañas. Eso sí, hay miles de caminos para irte a la cama y del que escojas dependerá la habitación en la que dormirás y la vida que al día siguiente tendrás que vivir. De lo de las fiestas aún no me he enterado, aunque estoy en ello.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Si el camino es de ida, seguramente aún llenaras tus reflexiones con la dulce ingenuidad de lo que desconoces. Pero si es de vuelta, ten la seguridad que eres un afortunado. Pienso entonces, que estás en condiciones de valorar y relativizar la existencia en su justa medida.
Nunca llegamos a saberlo todo, pero, a medida que pasa la vida, cada vez somos más sabios.
Saludos.

Javier Luján dijo...

El viaje aún no sé si es de ida o de ida y vuelta, no he comprobado el billete. Cuando vaya a la habitación que me toque, lo buscaré para ver si regreso o no.
Un saludo y gracias por tu comentario.

Anónimo dijo...

Quedémonos con el viaje, con Itaca. Es lo más importante aunque el fatal, el definitivo nadie quiere comprar billete.
No obstante, de poder elegir, me inclino por el Infierno, peor temperatura pero más ambiente:
¡Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza!

Anónimo dijo...

Me pregunto por que piensan en viajes, ?? si aùn no están preparados, si hay espacio en vuestra mochila para cargar, no es mejor vivir el hoy, el ahora ? Están realmente seguros de querer viajar ? Es mi pregunta
Anto