15 noviembre 2006

Friedrich

En este tercer día, aquí abajo, he tenido que taparme los ojos por primera vez. Sentí que mi corazón se paraba al mirar de frente y contemplar, proyectados sobre un muro de piedra, todos los miedos que me han acompañado durante la vida. Cuando me he recuperado he comenzado a dirigirles, primero, cortas miradas de aproximación, para, poco a poco, ir deteniéndome más pausadamente en cada uno de ellos. De entre todos, uno brillaba con luz propia: era el miedo a vivir, a vivir sin pasión.

“Lo que temo no es la muerte, sino la vida. Por mucho que me remonte en la memoria, siempre me ha parecido insondable y aterradora. Mi incapacidad para insertarme en ella. Miedo, además, de los hombres, como si pertenecieran a otra especie. Siempre el sentimiento de que en ningún punto coincidían mis intereses con los suyos”.

Emile Cioran.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Magnífica elección del viajero contemplando un mar de nubes de mi romántico preferido para ilustrar el post de hoy. Ciertamente, debe ser terrible contemplar desde allá abajo la vida. Yo todavía no lo he hecho y creo que no tengo el valor suficiente para hacerlo por el momento.
Algún día tal vez...

Anónimo dijo...

la anónima anterior soy yo. Perdón.

Javier Luján dijo...

Encantado de verte por aquí Vailima. Hopper, Friedrich, ...me gustan los artistas que retratan la soledad, que nos hablan de ella.
Un saludo.

Galahan dijo...

Pues si te gustan los artistas que retratan la soledad, te pongo una letra de Drexler, de su último disco. Muy bonito, por cierto.
La canción se llama Soledad y dice:

Soledad,
aqui estan mis credenciales,
vengo llamando a tu puerta
desde hace un tiempo,
creo que pasaremos juntos temporales,
propongo que tu y yo nos vayamos conociendo.

Aquí estoy,
te traigo mis cicatrices,
palabras sobre papel pentagramado,
no te fijes mucho en lo que dicen,
me encontrarás
en cada cosa que he callado.

Ya pasó
ya he dejado que se empañe
la ilusión de que vivir es indoloro.
Que raro que seas tú
quien me acompañe, soledad,
a mi, que nunca supe bien
cómo estar solo.

Javier Luján dijo...

Sí, me gusta drexler, galahan, aunque he reconocer que no he escuchado muchas cosas de él. La letra de ésta canción también me gusta. Tendré que esuchar más a drexler.
Un saludo, galahan, y lo mismo te digo, encantado de leerte por aquí.

Anónimo dijo...

Veo que está siendo muy provechosa tu estancia por "ahí abajo". Los miedos son humanos y las pasiones están muy cerca de donde te encuentras.
Saludos.

Javier Luján dijo...

Sí, en el fondo, esto es muy divertido. Me lo estoy pasando tan bien que hoy no me va a dar tiempo de escribir nada, argonauta. Estoy siguiendo a mi pasión.

~Ocean Soul~ dijo...

Creo que por una vez, a todos los seres que somos demasiado calculadores y racionales, nos vendría bien guiarnos por la pasión alguna vez que otra. Que razón tiene la cita de Emile Cioran

Saludos Oceanicos

Javier Luján dijo...

Buenas noches, Ocean soul, gracias por tu comentario. Cioran, una de las mentes más lúcidas del siglo XX. Un hombre con una única pasión.

Anónimo dijo...

Es triste una vida sin pasión. Ese es un miedo lógico.

El resto de miedos hay que irlos quitando, precisamente por eso, para que no haya nada que ponga freno a poder apasionarse por las cosas.

Un beso, Capitán

Javier Luján dijo...

Estoy de acuerdo contigo, Sakkarah, para vivir con pasión hay que vivir sin miedos.
Un beso y me alegro de verte por aquí.

Silvana dijo...

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino

y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

MARIO BENEDETTI

Javier Luján dijo...

Gracias por aportar a éste blog las palabras del gran poeta uruguayo, Mario Benedetti, un ser sencillo que, por cierto, se carteaba con un amigo mío; pero de eso hace ya siglos. Uff, como pasa el tiempo. Me has hecho recordar también a mi amigo, a quien tenía olvidado.
Un saludo, Silvana.