11 noviembre 2006

Un aniversario más

Ahora escribo con una fotografía tuya delante, Sonja, que he clavado con dos chinchetas en la pared. Mis dedos corren por el teclado y mis ojos te buscan en un intento de resucitar cualquier instante que me una a ti en cualquier crepúsculo violeta, justo cuando la noche empieza a ganar su eterna batalla al día y en la penumbra continúo contemplándote tal como eras entonces.

Los malditos aniversarios que no se desintegran, que continúan imperturbablemente, año tras año, cómo si no fuera el asunto con ellos. Entre fecha y fecha, islas en el tiempo, ejercicios para seguir viviendo y ejerciendo de caminante entre este desolado paisaje de la costa de Níjar, donde los días se devoran a sí mismos antes del amanecer y donde el silencio reclama su tributo de ensueños. Entre medias, mi caos, olas robadas a este mar que acompaña mis pasos, negándome la posibilidad de escribir sobre tu realidad, sobre la voluntad del recuerdo.

Aguas del mediterráneo, aguas del Sena, aguas de Tajo, aguas del Manzanares, aguas del Mosel, aguas del Danubio…, aguas que han reflejado nuestras figuras mientras adivinábamos más allá de la superficie y del fondo nuestros ocultos deseos y decepciones futuras. Y cada uno siendo incapaz de comunicar aquello que sentíamos o empezábamos a presentir ante esas corrientes, que no cesaban de recordarnos que la vida sigue fluyendo pareja a los temores y desengaños.

Después de contemplar durante largo rato esas aguas regresábamos a tu casa, o a la mía o al hotel de turno, para hacer el amor mirándonos a los ojos, sin apartar la mirada nacida del deseo, del placer, del orgasmo compartido entre esos nuevos ríos de sudor que manaban de nuestros cuerpos. Nos sentábamos en la cama, desorientados en el silencio de la noche, con los latidos del corazón aún alterados por la visión de esos mundos entrevistos en los ojos del otro.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad amigo mio, es que tus aniversarios son para dejar sin habla, solo me resta preguntar ¿deseas seguir asi? esperando que ? cruza
Anto

Anónimo dijo...

Por algún motivo, aunque las cosas me vayan bien suelo sentir una melancólica atracción por el abismo, la soledad, la perdición... y nunca sé hasta que punto son fantasías absurdas o mi verdadero destino. Mientras no lo tenga claro, procuro no tentar a la suerte. No sé si esto tiene mucho que ver con este post, pero es lo que se me ha ocurrido.

Por cierto, me gusta mucho su blog, Sr. Pescanova. Le enlazo. Un saludo

Javier Luján dijo...

Muy amable, sr. henrykiller, el suyo también me gusta bastante, así que lo enlazaré debidamente. Un saludo del sr. Pescanova.